miércoles, 3 de diciembre de 2008

GRACIAS ANITA

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No todos los días se recibe un premio
tan repleto de amor y magia.
GRACIASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
AMIGAAAAAAAAAAAAA.
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Disfruten ustedes de sus palabras,
siempre justas, siempre necesarias,
profundas, sinceras, leales...
¡Son mimos para el alma!
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http://www.lindayfatal.blogspot.com/
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martes, 11 de noviembre de 2008

Un recuerdo y una flor


Mi hija Luna no tiene abuelos paternos porque han fallecido cuando su papá era pequeño. Aun así siempre le hablamos de ellos. El jazmín que tenemos en nuestro jardín era de su abuela Eugenia. Cada vez que da flores le decimos que es un regalo de ella. A Luna le encanta ir al patio y regar las plantas, en especial el jazmín de la abuela. Si le preguntás por ella, te señala las flores. Nos maravilla que tenga el recuerdo de una abuela a la cual no conoció, y que tenga un lugar en la casa desde donde se puede conectar con ella. Con el tiempo comprenderá cómo son realmente las cosas, mientras tanto, el perfume de nuestros jazmines y la suavidad de ellos son como caricias en el alma para toda la familia.

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.Por estos días Eugenia estaría cumpliendo 56 años.

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.Cuánto la extraño...

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jueves, 7 de agosto de 2008

Ángel de ojos color café




Chiquito tu mundo, chiquitas tus manos
entre sueños y canciones
tus ojos contentos dibujaban la vida…

Y esos ojos color café
en cada parpadeo destellaban la magia
de la infancia.

Pequeño niño de corazón gigante
duermen tus sueños, duerme la vida
en tu recuerdo frágil.

Llenan tus ojos los ojos del cielo,
abrazan tus canciones, tus horas de juego,
esa sonrisa de tu rostro pequeño,
llena el alma, salva los destinos.

Hermano mayor, pequeño niño,
siempre serás primero y amado.
El perfume de tu aliento,
el beso de bienvenida…
todo quedó intacto.

De tanto en tanto, lo sabemos,
el cielo reclama amaneceres
y así te fuiste, angelito del viento.

Nunca te abracé, qué ironía,
pero en cada mimo, en cada beso,
en cada abrazo a mi Luna
estás vos.

Vos, tu tiempo, tu ser, y esos ojos…

Hoy sos un ángel.
Un ángel de ojos color café.

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.Para Lisandro.

.Para Miranda.

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viernes, 25 de julio de 2008

domingo, 20 de julio de 2008


Hoy que es tu día amigo mío



te abrazo, te siento, te guardo en mi pecho






...estás en mí...



como todos los días del año.



¡ F e l i z D í a !
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miércoles, 16 de julio de 2008

Abrazo elevado





Cuatro paredes de espejos
encerraron eternos reflejos,
dieron lugar y momento ideales
para nuestras ansias, iguales.

Mientras se elevaba el suelo
tu abrazo se batió a duelo
con mi cuerpo deseoso
de ese abrazo... de oso.

Y me elevaste en tus brazos,
nuestras figuras como lazos
dibujaron en el espacio mil estrellas
para el mejor abrazo, envidiado por ellas.

Elevador elevado de tan dulce momento
nos salvó, te lo juro, de todo tormento
y sino cerrá los ojos y sentí en tu piel
ese calor, ese encuentro, del abrazo de miel.

Y siempre mantené ese recuerdo
en tus sentidos -los más cuerdos-
porque una vez sola en la vida
se da ese abrazo elevado, que jamás, jamás se olvida.




martes, 15 de julio de 2008

Factor climático


En septiembre de 2007 le escribí a una amiga...


"Cuando llueve extraño mucho a mi mamá. Ella tiene este mambo con la lluvia: cada vez que diluvia se pone en campaña para saber en dónde estamos sus hijas y si estamos bien, y sólo se tranquiliza cuando tiene la certeza de que estamos cada una en su casa, a resguardo, bajo techo seguro. Como si nuestros hogares simularan su vientre de nueve lunas en otro tiempo.
Por estos días me escribió un mail desde Madrid, y me dijo que estaba lloviendo. Imaginé que estaba preocupada, le contesté enseguida, contándole que todo andaba de maravillas. Y obvié contarle que... acá llovía también!!!"





lunes, 14 de julio de 2008

Invierno

Esta es una balada que escribí hace mucho tiempo.
Ya me olvidé su música...



Invierno


El invierno llegó y me contó
que un deseo eterno lo condenó
a morir un poco en cada cielo
y a beber del tiempo sólo hielo.

Invierno...
qué tierno.

El invierno llegó y susurró
que tu beso no me buscó
porque el frío de su garganta
miente y miente, ya no aguanta.

Invierno...
del infierno.

El invierno llegó y descansó,
que el reloj se detenga no esperó
y el sol azul se reflejó en mi ocaso
así el invierno sonrió en tu abrazo.

Invierno...
te entiendo.


jueves, 29 de mayo de 2008


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Sí.
H o l a
P r e c i o s o
A m a d o
S o l
Azul.
Bienvenido.
Este no es un caligrama
más, es el caligrama de la
bienvenida, de la alegría por
sentir tu brisa, fuerza invencible
d e t o d o s l o s t i e m p o s posibles.
Bienvenidos el aire que te envuelve, tus
lluvias, tus abrazos de viento, tu muro
de truenos, y toda la carga inmensa azul
del hielo de tus reinos.
El olor a café en las
mañanas, el sabor
del té en las noches,
Los sahumerios y
todo, todo lo que
quieras nombrar
bienvenido
bienvenido
bienvenido
bienvenido
bienvenido
bienvenido
Este es el invierno, de espaldas, luciendo su capa color azul.
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lunes, 26 de mayo de 2008

Tu existencia



He sabido por sobre todas las cosas,
que tu vida siempre sería el recuerdo de algo inacabable.
Que tu figura intocable permanecería estampada
en una huella de mi corazón moribundo.
Siempre supe que tus ojos cristalinos
beberían de mi mirada exhausta la tristeza de mis lágrimas.
Y que tus labios, cintas rojas en tu rostro, dirían sin censura
las verdades más transparentes que jamás el agua pudiera imitar.
Y he sabido que el mar existe porque ví tus lágrimas
y no pudieron ocultármelo.
Hoy no estás, y tu mirada se hace luna para saciar mi congoja,
tus manos se hacen aire para rozarme donde quiera que vaya,
tu sonrisa se hace estrella y brilla como el recuerdo inmortal de mis deseos.
Y tu figura se hace camino, oscuro espacio donde cruzo
sin querer el pasado, que me mira desde un extremo,
siendo el eterno inquilino de mi futuro, solo.



domingo, 18 de mayo de 2008

Besos mojados



Humedad que acaricio
En cada suspiro
Tibio de invierno
Sencillez que me abraza
Y encuentra refugio
En la voz de mis voces
En la sed de mis mares
Pálpito nocturno
Latidos veloces
Fundidos
Borrachos
Ceguera bendita
Humedad que transforma
La tibieza de este encuentro
Humedad que vive
Y revive.


miércoles, 14 de mayo de 2008

Tesoro



Pintaré las calles de sol a sol
dejando mi felicidad en cada trazo del pincel.
Saldré de las sombras para incorporarme a la vida
junto a tu figura enérgica.
Buscaré el mapa para llegar al tesoro,
y lo romperé en mil pedazos.
Descubrí que el amor que de mí emerge,
se ha transformado en diamante.
Su transparencia destella en cada beso nuestro,
y entonces mis sentidos no entienden de dolor, ni de amarguras.
El caudal de piedras preciosas lo llevo dentro,
pues me reconozco en riqueza desde que dijimos “si”.
Me repongo, firme, tras este tibio golpe de suerte;
ya no necesito nada, ni a nadie.
Incluso pensé que había perdido las palabras de oro,
esas que guardaba para enamorarme. Pero no.
Y si así hubiera resultado, da igual.
El oro sos vos, y te tengo.
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Escribí esto para Leandro. Pero no hace seis meses, sino hace doce años. Cuando empezamos a salir. Es increíble cómo algunas sensaciones no tienen vencimiento.
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Mariposas en mi cielo


Gracias Ana






lunes, 12 de mayo de 2008

El Gato Negro de la Casa Rosa


8El Gato Negro de la Casa Rosa7


Anda el Gato Negro merodeando la Casa Rosa, y a lo lejos parece un adorno pequeño en un gran pastel en medio de la ciudad. El Gato está siempre mirando. Desde su menudencia se alzan tacos, sobretodos, bolsos, portafolios y faldas. El Gato mira los colores, y su negrura... se hace más negra.
Entro yo a la Casa y el Gato me mira, salgo yo de la Casa y el Gato Negro se asoma de los arbustos verdes y me mira. Desaparezco yo por la boca de subte y el Gato Negro parece querer decirme que no me vaya, ¿o que me vaya rápido...?
El Gato Negro es de la Casa Rosa y la Casa Rosa es del Gato Negro. Y yo trabajo en la Casa del Gato y lo veo todos los días y me pregunto por qué se le ocurrió vivir en la Casa de la Nación. Un gato negro... el mito de la mala suerte y una ciudad grande.




Justamente hoy se cumplen diez años de este escrito. Para Felipe en ese entonces, nuestro gatito de Casa Rosada. Hoy Felipa para todos, que ya más vieja y no tan negra, más flaca y no tan vivaz, sigue mirándonos llegar. Nunca sabremos qué nos quiere decir.


Ah! ya no hay arbustos verdes en el frente de la Casa. Los sacó De la Rúa y puso focos luminosos. Cuánto glamour.


Felipa sobrevivió a eso, a MAPA, y a la remodelación K que está viviendo la Casa.


¡Quién pudiera ser Felipa...!







viernes, 2 de mayo de 2008

Este es un rock´n roll que escribí hace muuuuuchos años


CROQUETAS DE DEDALITOS

La otra noche hice sopa
-cocinar no me copa-
tenía frío y pereza
hasta de poner la mesa.

Como nunca calculo bien
la sopa dio para comer por cien
tipos muy hambrientos
y sin cuestionamientos.

Entonces hice croquetas
de dedalitos, de dedalitos,
con harina y huevo
y dedalitos, y dedalitos.


La sopa estaba tragable
aunque espesa (inevitable)
y por haber calculado terrible
las croquetas fueron posibles.

Sobró y sobró sopa
mientras brindo con mi copa
te cuento que mis dedalitos
quedaron crocantes y calentitos.

Entonces hice croquetas
de dedalitos, de dedalitos,
con harina y huevo
y dedalitos, y dedalitos.


Probá, dale, estas croquetas
no te hagas la coqueta
te doy otra, total hay más
no creo que se terminen jamás.

Abro la heladera y allí están
las croquetas atacarán
las veces que falle otra vez
cuando cocine ¿me creés?

Entonces hice croquetas
de dedalitos, de dedalitos,
con harina y huevo
y dedalitos, y dedalitos.

martes, 29 de abril de 2008

La tierra nunca olvida


Los vientos fuertes de agosto la habían llevado a pasear por sendos paisajes, pero la semilla no se decidía. Hasta que la urgencia intensa de su ser la detuvo allí mismo, en aquel claro del prado que siempre había imaginado en sueños. Así terminó su viaje, pero de inmediato y sin vacilar empezaba otro. Un viaje interior, que le dicen.
Se cubrió de tierra fértil, tierra que la esperaba. Y se durmió entre susurros de la madre naturaleza. No pasó mucho tiempo hasta que se enamoró de las caricias que la abrigaban, y sintió crecer por dentro. De pronto su corazón le explotaba en cada latido, y echó raíces como quien busca arraigarse, pertenecer. Al tiempo un brote verde como la primavera misma emergió rompiendo la corteza de su cuerpo, ahora vulnerable.
Semanas después, bajo la atmósfera propicia, raíces adventicias treparon por la superficie y se abrazaron al suelo que las había parido. Se llenaron de hojas que parecían sonreírle al sol y a su luz ser por fin libres.
La semilla quedó en la tierra, sumergida, ya no siendo semilla sino cáscara que había estallado para dar vida. Sin la tierra acompañándola semejante acontecimiento jamás hubiese sido posible.
La tierra había soñado a la semilla mucho tiempo antes de que los vientos de agosto volaran por el cielo los latidos de la vida. La tierra palpitó el destino en un abrazo recurrente, y esos brotes dieron más semillas para ofrendar a quien cobijó el futuro en la oscuridad, porque “la tierra nunca olvida que el árbol es su primer pensamiento" *.


* de la canción "Cuando los ángeles viajan"
de León Gieco.
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A los pocos días de escribir ésto,
quedé embarazada de Luna.
Pequeño brote de amor.

lunes, 28 de abril de 2008

Dante y las habichuelas mágicas


Cuando Dante despertó una mañana de irremediable otoño amarillo no estaba ya en su dormitorio, sino en un sitio desconocido. Cuatro paredes y una ventana. Por allí podía ver a lo lejos una casa celeste con luceritas de colores. Le gustaba esa casa, pero no quería volver. Se quedó de pie un buen rato, quien sabe necesitaba un empujón del azar, y se lanzó de pronto sobre la única ventana de ese cuarto gris. Flotó como una pluma, se sintió liviano y disfrutó de ese vuelo libre, sin mochilas ni miedos ni palabras. Cuánto pesan las palabras a veces, pensó.
Detuvo su viaje al momento de divisar un claro en el paisaje. Estaba cansado de estar cansado, y se quedó dormido en posición fetal evocando a ese calor único al que tantas veces necesitamos volver. Al despertar tenía entre sus manos unas semillas, todas distintas entre ellas, que fueron deslizándose hacia la tierra fértil hasta enterrarse por completo. Dante no podía creer lo que estaba viendo ¡unas semillas aparentemente comunes que se fecundaban solas! Inmediatamente la tierra se abrió en una explosión verde, era un brote de esas semillas autosuficientes que asomaba a la vida. El hombre, testigo de ese instante mágico, se frotó los ojos luego las manos, se cruzó de brazos y se incorporó a la escena para ser parte de lo que sucedía. El brote se hizo tallo y el tallo se hizo hombre, y siguió creciendo hasta llegar a las nubes, desplegando a su paso tremendas hojas que no le permitían ver más allá, ni al tallo ni al hombre. Dante trepó y trepó, jamás vaciló en esa vorágine de crecer y superarse.
Desde lo alto todo lo demás era tan pequeño que este mortal sintió estremecer su pecho, pero no anheló regresar sino seguir escalando. A medida que subía el cielo se iba oscureciendo hasta que el tallo se detuvo, y con él el hombre. Miró alrededor, vio a la luna. Qué blancura extrema, cuánta pureza, pensó. Manoteó sus bolsillos. No tenía más semillas, si las tuviera tampoco tenía tierra para plantarlas. Estaba muy alto ya, y de pronto se sintió solo. Estaba solo.

Arrebatadamente una voz interior, su propia voz magnificada, le cantó al oído
Debes volar, debes volver al nido tibio del atardecer *
Y rompió en llanto, algo que jamás hacía Dante. Sin dudarlo se lanzó al vacío en vuelo libre como cuando atravesó la ventana del cuarto gris. Pensó en muchas cosas, las imágenes de su vida parecían una película rodando interminablemente en su cabeza. ¿Cuánto tiempo había pasado? no lo sabía, estaba desconcertado. En la casa celeste parecía no haber nadie, hasta que pudo sentir latidos alternados. Se le metían adentro por la piel, por los oídos. Siguió llorando, caminó por el corredor, encontró un diario, “12 de abril de 2016”. Habían pasado más de diez años de ese vuelo enérgico que le cambió la vida para siempre. Se sentó en su jardín, la tierra estaba seca. Manoteó sus bolsillos, no encontró más que pelusas y monedas de mínimo valor. En el ocaso de su tiempo, el hombre tuvo frío. Se recostó en posición fetal, y se dispuso a soñar. Una vez más.
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* "Paloma y laurel" de Huerque Mapu
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viernes, 25 de abril de 2008

Otoñal


Llueven hojas


mártires del viento


tristes ausentes


ámbar trémulo


de los días que no llegan


siéntate a mi lado


y no digas nada


empapémonos de tiempo


en otoño.

Rojo esperanza


Apuraron el café cuando vieron la hora en el reloj del bar. Ella se rió del nudo de su corbata. Él se burló de sus canas que denunciaban un mes, al menos, sin peluquería. Ella le retrucó que las suyas eran peores, porque lo cubrían por completo. El mozo llegó con la cuenta y les cobró. Se tomaron de la mano y asintieron: había llegado el momento.
Afuera llovía. Miraron el cielo, se abrazaron y se aventuraron a una corrida fugaz hacia el edificio de la vereda de enfrente. ¡Qué nerviosos estaban! Cuando llegaron al piso 10 una joven mujer los recibió sonriente. El departamento se veía frío, apagado, pero la alegría de esta muchacha iluminaba los pasillos y las paredes. Mientras los hacía pasar les preguntó sus nombres y sus edades, ella aclaró “venimos por Carlitos”, “sí, sí, recuerdo cuando hablamos por teléfono” le respondió la joven mientras cargaba la información en su computadora. Cuando terminó condujo a ambos hacia un corredor que daba a una puerta angosta. Detrás de esa puerta los esperaba otra mujer, con grandiosa sonrisa también. Tomaron asiento y esperaron.
Él seguía nervioso, siendo fiel a su temple; ella también estaba nerviosa pero se dispuso a protegerlo, y por eso eligió ser la primera. La mujer le tomó la mano derecha y sin titubeos le pinchó la yema de su dedo índice. No le dolió, en cambio sintió frío, pero no dolor. Cuando le tocó a él fue distinto: el pinchazo lo hizo saltar de la silla. Ella largó una carcajada imprevista, y él se sintió avergonzado, pero se rió también. La sala había tomado otro color. Contagiadas, las jóvenes echaron a reír mientras los acompañaban a la puerta de salida.
Afuera ya no llovía pero se había hecho repentinamente de noche. Ella le acarició el rostro a su hermano, y lo miró emocionada. Él le respondió abrazándola muchos minutos. En ese calor revivió un pasado que ambos llevaban en el alma como un gran tesoro. No eran dos en el abrazo, sino cuatro.

Cuatro hermanos. 30 años. Un grupo de antropólogos forenses. Un banco de datos genéticos. Lucha, memoria, verdad y justicia.
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Dedicado a mi mamá, quien inspiró este relato.
A Flavia y a Lore, que buscan a su hermano/hermana.
Y a Victoria, Marcelo y Laura/Carla,
para que unan por fin sus almas
en la hermandad que merecen.
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jueves, 24 de abril de 2008


Otra vez esa sensación


Mastico tu sueño

lo tengo en la almohada

te tengo a vos

compartimos las sábanas

me gustan así, revueltas

como tu pelo en la mañana.


Quimera azul viento limpio

permanece libre

como un revoloteo

en mi vientre

así, otra vez...

otra vez esa sensación.