
8El Gato Negro de la Casa Rosa7
Anda el Gato Negro merodeando la Casa Rosa, y a lo lejos parece un adorno pequeño en un gran pastel en medio de la ciudad. El Gato está siempre mirando. Desde su menudencia se alzan tacos, sobretodos, bolsos, portafolios y faldas. El Gato mira los colores, y su negrura... se hace más negra.
Entro yo a la Casa y el Gato me mira, salgo yo de la Casa y el Gato Negro se asoma de los arbustos verdes y me mira. Desaparezco yo por la boca de subte y el Gato Negro parece querer decirme que no me vaya, ¿o que me vaya rápido...?
El Gato Negro es de la Casa Rosa y la Casa Rosa es del Gato Negro. Y yo trabajo en la Casa del Gato y lo veo todos los días y me pregunto por qué se le ocurrió vivir en la Casa de la Nación. Un gato negro... el mito de la mala suerte y una ciudad grande.
Justamente hoy se cumplen diez años de este escrito. Para Felipe en ese entonces, nuestro gatito de Casa Rosada. Hoy Felipa para todos, que ya más vieja y no tan negra, más flaca y no tan vivaz, sigue mirándonos llegar. Nunca sabremos qué nos quiere decir.
Ah! ya no hay arbustos verdes en el frente de la Casa. Los sacó De la Rúa y puso focos luminosos. Cuánto glamour.
Felipa sobrevivió a eso, a MAPA, y a la remodelación K que está viviendo la Casa.
¡Quién pudiera ser Felipa...!
3 comentarios:
Me alegra mucho volver a leerte, Paulita. Tenerte así, tan cerquita a un click, vos y tu mirada buena, tus ganas de contar tu historia y tu franqueza, siempre. Te quiero mucho.
hermosa historia y divino como la contás, y todo un misterio.
Besos y gracias por tu comentario
Paula, me gustó. Simple y efectivo. En un momento relacionas la gato negro con la mala suerte y no pude menos que pensar que, en el trasfondo del cuento, ese gato negro es gato y también presidente. Cuantos gatos negros pasaron por el sillón de Rivadavia?.
Te felicito. Está muy bien resuelto en pocas líneas.
Gustavo Bonino
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